Venustiano Carranza |
Personajes:
· Demetrio
Macías (Revolucionario, personaje principal de la novela Los de abajo)
· Venustiano
Carranza (Presidente de México)
Demetrio Macías es capturado durante el
enfrentamiento entre sus hombres y las tropas carrancistas en las
cercanías de Juchipila, y es llevado a comparecer ante Venustiano Carranza.
Luego de un largo silencio, Carranza se pone de pie, se dirige hacia la ventana
que da a la plaza y empieza a inquirir del prisionero.
Venustiano
Carranza: ¿Cuál es su nombre? y ¿de dónde viene? (Pregunta
con calma el presidente mirando errabundo el cielo sobre la ciudad).
Demetrio
Macías: Me mientan Demetrio Macías y vengo de Juchipila.
Mi rancho es el Limón –o era-. (Macías frunce el ceño en señal de rabia).
Venustiano
Carranza: ¿Juchipila? Siéntese. (Ordena el jefe de estado
señalando una amplia silla que se ofrecía cómoda ante su escritorio).
Demetrio
Macías: Gracias. (Agradece en voz baja).
Venustiano
Carranza: ¿Qué hace que un hombre de Juchipila abandone su
rancho, y supongo que a su familia, para unirse a un desestabilizador como
Villa en contra de un gobierno nombrado por su mismo pueblo? (Se sienta en una
amplia butaca ubicada frente a Macías).
Demetrio
Macías: No lo sé señor. (Responde Macías levantándose de
su asiento en espera que el presidente se siente).
Venustiano
Carranza: Mi mayor error ha sido desear que un civil ocupe
mi lugar después que yo. No por capricho, sino, por considerar que es mejor que
un civil lo haga y así evitar que otra vez tengamos que sufrir un gobierno
militar ¿Qué opina usted de eso?
Demetrio
Macías: Pos, (Frunce el ceño en señal de duda) no sé con
cuál de estos ambos estamos menos pior, señor.
Venustiano
Carranza: Se está mejor con el que menos nos daña. (Responde
el presidente con tono firme pero amable).
Demetrio
Macías: ¡Ah! eso sí que está como difícil señor. (Responde
Macías con una sonrisa que evoca más pena que gracia).
Venustiano
Carranza: Explíquese usted. (Solicitó el presidente
poniéndose cómodo en su asiento como quien espera una larga conversación).
Demetrio
Macías: Pos, la meritica verdá, en eso de dañar, pos ambos
dos se dan la mano. Si no me cree, fíjese usted don señor presidente: Yo vivía
tranquilo en mi rancho con mi mujer y mi chamaco. No le hacía mal a naiden y
trabajaba mi tierra, pero apenitas creía uno que ya iba a desfrutar la cosecha,
ahí meritico caían los federales y acababan con todo. Por otro lado, ahí está
don Mónico, el cacique, nada le había hecho yo, sino que a despecho suyo mandó
a quemar mi rancho dejándome a mí y a mi familia en la mera intemperie sin
tener el menor rastro de corazón. Es que no hay derecho, señor presidente, todo el que se hace un poderoso siempre
termina dañando al más pinche y desprotegido.
Venustiano
Carranza: ¿Y con eso se justifica usted? Si a ver vamos,
usted también actuó igual entonces. Es hombre poderoso, dirige un ejército, y,
como los otros que usted condena, ha robado el ganado de los demás y ha
saqueado las pocas provisiones de la gente de los pueblos. (Contesto el
presidente señalando a Demetrio como quien hace caer en su error a alguien).
Demetrio
Macías: No es así don señor presidente, no es así aunque
parezca. Yo lucho por mero coraje, y hemos robado por necesidad, y el que hace
las cosas por coraje y por necesidad no peca, pero ahí están los federales,
ellos dañan por placer. Por el mero placer de causar mal a su semejante en
viéndolo en desgracias les adjuntan más dolores violando sus mujeres, robando
sus provisiones y quemando sus humildes ranchos. (Contestaba Macías sin perder
la compostura) Y por otro lado están los caciques, que sin ser del ejercito,
por ser poderosos de dineros, esclavizan a los más pobres y no contienen su
furia si anqué sea uno se atreve a cuestionarlos.
Venustiano
Carranza: Y ¿cuál cree usted entonces que sea la solución a
todos los problemas que atravesamos? (Inquirió Carranza a Macías alzando los
hombros).
Demetrio
Macías: Pos, la meritica verdá, señor don presidente, no
lo sé, señor don presidente. No lo sé, no sé de soluciones. (Ambos se miraron
sin poder decir más palabras).
Venustiano Carranza: Creo que debe irse Señor Macías.
(Dijo el presidente Carranza antes de ordenar la liberación de Demetrio
Macías).
Ambos se ponen de pie y miran con respeto. El presidente hace una señal
con la mano pidiendo que Macías se retire. Macías se retira en silencio. El
presidente regresa a la ventana y dirige una mirada perdida al público.
Revolucionarios mexicanos |
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